Sentada, con
su bastón, el cuerpo doblado, la cabeza enhiesta,
orgullosa, con
todo el orgullo que arrastró en su vida.
Vivió como
pudo, con dos mil espadas, como un Quijote
enfrentándose
a los Molinos de Viento.
Su alcurnia,
sus antepasados, su historia de clase
no podrían
lastimar a sus hijos.
Erró dos mil
veces el ataque
pero siempre
estoica y yo, desde lejos en espacio y tiempo
la admiro.
Sus hijos
sufrieron las derrotas, pero su descendencia brilla erguida
por una luz
quizás muy explicable.
Recuerdo a
mi madre, sentada, su cuerpo doblado, el bastón apoyando su misterio y su
cabeza erguida llevando como bandera victoriosa
sus anhelos.
Aquí estoy
ahora, sentada, ni sé cómo sentada, tratando de estar erguida,
mirando,
imaginando a los seres que amo y pienso
¡Qué triunfo
el de ella! ¡Le ganó a la vida!
A las
batallas perdidas, al llanto que no pudo gritar, a las injusticias de su
tiempo.
Sus nietos
van sembrando infinitos campos de ilusiones, sin espadas,
con sueños, cultura,
arte.
Sus nietos
son su cabeza erguida.***
Muchas gracias Ana.!
1 comentario:
Ana:
HERMOSÍSIMO !!!!!.
Publicar un comentario