domingo, 8 de febrero de 2015

Un tuit desde Pekín-

Desde que Nixon le estrechó la mano a Mao en 1972, pocos líderes políticos habían captado tanta atención con una visita a China. 

Cristina Kirchner lo consiguió el miércoles sin necesidad de desafiar el orden geoestratégico mundial: le bastó con enviar un tuit desde Pekín. 
 Ese mensaje en el que se mofó de la incapacidad de los chinos para pronuncian la "r" se viralizó en las redes sociales, inspiró largas notas y artículos de opinión en los diarios más influyentes del planeta y dio pie a incontables reportes de televisión sobre ella y sobre la situación en la Argentina. 

El detalle de reírse de sus anfitriones -sobre todo cuando iba a pedir auxilio financiero- quizás hubiera pasado como una anécdota tragicómica si no fuera por el momento en que ocurrió. Como nunca antes, la presidenta argentina acapara las miradas de la opinión pública internacional a raíz de la muerte en circunstancias misteriosas de Alberto Nisman, el fiscal que la acusó de encubrir el atentado contra la AMIA. 
 El mundo sigue el caso como quien lee una novela de espías o un thriller político.
 Mientras intenta acomodar la trama, Cristina Kirchner sufre el impacto del caso en su imagen externa.    fte. La Nación.

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