Puedo decir que a pesar de ir por cuarta vez a Firenze, iría cien veces más. Sí, a mucha honra, soy fanática, pero esta ciudad llena mis pulmones y mi espíritu de emociones que necesito tanto como el aire.
Con Natalia llegamos de noche, y lo primero fue buscar un hotel, y a cien metros de la estación Santa María Novella nos hospedamos, arrojando casi la maleta sobre la cama para salir de inmediato bajo un cielo de otoño espectacular.
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