Salimos en plena noche, tras "arrojar" la maleta, como siempre, sobre la cama. A metros del hostal entramos al casco viejo que atrae como un imán, devolviéndonos en misterio y misticismo la energía potenciada. Ni bien caminamos los primeros cien metros, Natalia se abandonó suavemente, apoyándose con el hombro sobre la pared, cámara en manos, arrobada: "Ma, esto tiene algo especial..."
No hay comentarios:
Publicar un comentario