Me reconozco anormalmente exhaustivo desde que tenía dos años, once meses y diecisiete días, cuando le arranqué a mi madre una pestaña del párpado superior izquierdo para emparejar su cantidad con el derecho.
La hiperexhaustividad es considerada una patología, lo que juzgo una verdadera injusticia en tanto no lo sean también la hiperinteligencia o la supersimpatía.
Debí padecer psicólogos desde muy chico. Fueron veintisiete hasta la fecha y si de algo me han convencido ha sido de la extrema amplitud de criterio de la ciencia psicológica, que en su excelsa policromía llega a incluir dentro su rica estructura conceptual, montones de afirmaciones con sus negaciones.........
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