Las escenas de millones de venezolanos, una verdadera marea roja, llorando a su líder y presidente y de decenas de jefes de Estado de todo el mundo llegando a Caracas para despedirlo, eclipsan y ocultan la verdadera saga de jugadas políticas que se desarrollan febrilmente entre Caracas, La Habana y Brasilia.
La internación en la isla caribeña fue una decisión motivada principalmente en la posibilidad de mantener todo en el más absoluto secreto. Por eso no se aceptó la propuesta brasileña del prestigioso Hospital Sirio Libanés de San Pablo.
El régimen cubano sabe bien de este tema por conocimiento y prácticas propias y por la herencia soviética. A los hermanos Castro se les abrió así una posibilidad casi única.
Se alinearon varios factores: el mito de su medicina de alta calidad, su condición de mentores del chavismo y la elección de Maduro, uno de sus más fieles seguidores, como sucesor y encargado de toda la transición.
Así las cosas, desde hace varias semanas están influyendo sobre los temas de Venezuela y su futuro, aprovechando la presencia del bolivariano y su imposibilidad de tomar decisiones desde hace tiempo, consecuencia del avance inexorable de la enfermedad.
La historia demuestra que estos dos aristócratas cubanos devenidos en líderes revolucionarios saben aprovechar bien las oportunidades.
Derrocaron a Batista y rápidamente se aliaron al enemigo del amigo de su enemigo, la Unión Soviética. Con gran pragmatismo acordaron en nombre del socialismo y la revolución con el muy conservador régimen que gobernaba desde Moscú.
Una vez que este imperio colapsara después de la caída del Muro de Berlín, sobrevivieron como pudieron hasta la aparición salvadora del mismo Chávez y su petróleo.
Ahora tienen la oportunidad de ejercer un control mucho más fuerte a través del nuevo presidente en ejercicio allá en Caracas.
Nicolás Maduro, ex dirigente del PC, claramente representa dentro del chavismo.......(seguí leyendo)
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