sábado, 16 de marzo de 2013

Emilia Marcano Quijada,Escritora.Venezuela.




MUJER
Quien nos llama frágiles y locas
jamás nos ha visto desnudas.
Quien dice que nosotras las mujeres
somos un apócope de vasos rotos
jamás se acostó a dormir
ni mucho menos se atrevió a despertar
con ninguna de nosotras.
Quien piensa que ante el viento, las mareas,
las sierras canaleteras  y gallos de plaza,
hemos de doblegarnos
como los juncos pantaneros, se equivoca.
Quien nos ha medido con un preservativo
podrá ver claramente
que no todo en la vida es un pene
y ya no es posible guardarnos
en cofres o aparadores de cristal,
en cajas, gavetas o camiones de basura.
Quien nos subestima, no nos conoce.
Que la mujer no es carne de pote.
La mujer no es plato ni tenedor 
ni masajista de cabezas huecas.
Ella es color, libertad, pluma vibrante,
diario alimento del vivir,
las notas de una canción,
el beso que secretamente
se niegan a olvidar.
La mujer es un paso más
de lo que cualquiera podría calcular.
Ella es la medida de sus sueños.
Y lo han asegurado hasta las palomas:
Más de uno se quedará solo
por no saber comprender, ni valorar,
ni acariciar, ni retener
el maravilloso y duro barro
del que estamos hechas.

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