Hablar en público para convencer o persuadir. Cualquiera de las dos temáticas están en relación con el entendimiento; la persuasión, los sentimientos,la razón.,la voluntad....
En el orador elocuente deben abundar los razonamientos y los conceptos que lleven al auditorio al convencimiento y a la persuasión.
En nuestro mundo moderno, es difícil conseguir un público tan paciente que soporte a oradores que con frases ponderosas, que recurre a excusas, divaga,habla demasiado,es incoherente, cuenta anécdotas que no interesan al público, que se le ocurre entonar desafinadamente alguna melodía, cuenta malos chistes, habla y no expresa nada....
Hoy en día, el público exige que un orador entre en materia diciendo tan solo lo necesario,que exprese de una manera clara y fácilmente comprensible, y se detenga cuando haya expuesto su mensaje.
La palabra,este mecanismo humano,tan importante en la comunicación diaria, en nuestra vida familiar y profesional, debería ser tomada muy en cuenta por las autoridades educativas de los gobiernos y establecerla como asignatura obligatoria desde los primeros años de estudio, formaríamos mejores ciudadanos que tendrían en su expresión una llave que abre todas las puertas.

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