El 18 de abril de 1922, con su frialdad y ambición desmedida y su rifle Winchester , Mateo Banks llevó a cabo la masacre que lo posicionó como el primer asesino múltiple de la historia argentina y que convirtió a su retrato en tapa obligada de los principales diarios nacionales durante varios meses, quedando garantizada su estadía en la Cárcel del Fin del Mundo, en Ushuaia.
Ocho personas fueron sus víctimas. Dionisio, Miguel, Julia, María Ana, Sarita y Cecilia fueron los familiares asesinados, a los que sumó a Juan Gaitán y Claudio Loiza, dos peones a los que trató de culpar de los crímenes.
Los escenarios fueron "El Trébol" y "La Buena Suerte" y sólo dos criaturas sobrevivieron, María Ercilia Gaitán, de 6 años (quien, según la coartada de Mateo Banks, era ilógico que fuese víctima de su propio padre) y Anita Banks, de 5 años, quien irremediablemente debía heredar a su padre Dionisio (ya que su madre Sara Kearney Keena de Banks estaba internada por insania en el Hospital Psiquiátrico "Alejandro Korn" de Melchor Romero de Buenos Aires y no podía ser "eliminada" ), pudiendo, con
El asesino las encerró en su habitación dejándoles, piadosamente, un poco de galleta y agua, para que "no murieran de hambre" (como dijera Mateo en el juicio).
Un alto en el relato merece el destino de Anita, quien fuera adoptada por un matrimonio sin hijos de Azul, mudándose la familia a Bahía Blanca a causa del acoso periodístico y popular.
Por otra parte, su tía Catalina Banks de Moser, única sobreviviente de los hermanos Banks (ya que se encontraba residiendo en Buenos Aires), regresó a nuestra ciudad para iniciar los trámites sucesorios.
"Mateocho" , fue el triste mote con el que se lo nombró a Mateo Banks en Azul desde entonces, mientras que en la Cárcel del Fin del Mundo lo apodaron "El Místico", ya que rezaba y leía la Biblia permanentemente en voz alta dentro de su calabozo.
En 1942 fue trasladado a la Penitenciaria Nacional -debido a su avanzada edad-, y finalmente, en 1949 recuperó la libertad gracias a su "excelente comportamiento".
Algunos aseguran que intentó volver a Azul, aunque la gente lo reconoció y, debido al odio popular que se había ganado, debió huir. Su siguiente destino fue Olavarría, donde buscó a su esposa e hijos, pero no los halló. Ella había solicitado la nulidad del matrimonio y el cambio de apellido de sus hijos, ni bien supo de las atrocidades cometidas por su marido.
Aunque se dice que convivió con su hijo mayor Mateo Francisco, la única certeza es su final. En 1949, bajo el seudónimo de Eduardo Morgan, Mateo Banks, alquiló una habitación en una pensión "de medio pelo" en la calle Ramón Falcón al 2178 en el barrio de Flores.
La misma noche que ocupó el lugar cerró la puerta del baño con llave y, al entrar a la bañera, pisó el jabón y resbaló, muriendo desnucado a los 77 años.
Hoy, 88 años después de aquella aterradora noche, seis cruces oxidadas en el Camposanto local marcan las sepulturas de la familia Banks (sólo dos tienen sus correspondientes nombres), la tumba de Gaitán es difícil de encontrar y la de Loiza desapareció en el antiguo Cementerio de los Pobres.
Mateo Banks fue sepultado en Buenos Aires, desconociéndose el lugar preciso, aunque es improbable que a alguien le interese depositar flores en su tumba.
"El Trébol" es una tapera y lo que queda de "La Buena Suerte" es tan sólo el nostálgico despojo de los buenos augurios con los que seguramente se la debió haber bautizado… Quizá el destino sea el que dice una popular canción: "La Muerte es sólo la Suerte con una letra cambiada".Ftes:diarios locales.

No hay comentarios:
Publicar un comentario